Vestirse como un niño: el fenómeno de las marcas infantiles que triunfan entre los adultos
Firmas que nacieron enfocadas al armario de los más pequeños, como Ganzitos, Bobo Choses o The New Society, han visto cómo el interés por parte del público adulto por sus diseños les ha llevado a ampliar colecciones también para mujer. ¿La nostalgia se cuela en el armario?


Cuando las hermanas Rosa y Nieves Fernández fundaron la marca de calzado infantil Ganzitos en 2010 nunca imaginaron que terminarían por diseñar zapatos para mujer. Y no solo eso, que su firma dejaría atrás al público más joven para adentrarse de lleno y en exclusiva en el zapatero adulto. “Todo comenzó de forma espontánea. Lanzamos cuatro modelos de mujer durante el verano y la respuesta fue excepcional. En invierno ampliamos la colección con unos doce modelos más, y la demanda fue tan impresionante que, casi sin planearlo, terminamos convirtiéndonos en una zapatería especializada en calzado para mujer”, explican sobre aquel giro que comenzó en el año 2021.
La fecha no es casualidad. Por esos años, el bum de los zapatos de inspiración infantil, como las merceditas o las bailarinas, empezó a reflejarse en las calles y en la consolidación de firmas especializadas en este tipo de diseños. Otra moda popularizada en el ámbito infantil que ha trascendido esta esfera es la del calzado barefoot, como se denomina a los modelos respetuosos con el pie y la pisada. Dentro de ese ámbito se engloba la firma barcelonesa muris, creada en 2023: “Nació como una marca especializada en calzado infantil, con modelos que iban de la talla 20 a la 27. Sin embargo, la respuesta del público nos hizo darnos cuenta que necesitábamos ampliar tallas y conseguimos llegar hasta la 35 ¡en solo un año!”, comenta Lara Díaz, cofundadora. Después, trabajaron “en nuevos moldes y diseños para conseguir producir modelos para mujer, llegando hasta la talla 41. La acogida superó nuestras expectativas”. ¿El siguiente paso? Lanzar su primera colección masculina, hasta el número 46, algo que llegará este mes de agosto.
El caso de Ganzitos y muris no es aislado y tampoco el interés del público adulto por las propuestas enfocadas a niños y niñas se limita al mundo del calzado. Uno de los ejemplos más representativos es el de Tiny Cottons, marca nacida en 2013 y centrada en bebés y niños. Tras su éxito (de alcance internacional), en 2020 lanzaron The Tiny Big Sister, enfocado a mujer. Es un ejemplo más de que en los últimos tiempos, varias firmas españolas posicionadas en un principio dentro del sector de la moda infantil han ido ampliando sus propuestas ante la demanda creciente de clientes de mayor edad y en todos los casos describen esta transición como algo fortuito. “Desde nuestra primera colección de niños, muchos clientes nos pedían tener las mismas piezas en versión adulta, y así nació primero una cápsula, después una pequeña colección… hasta convertirse en una propuesta completa”, cuenta Estefanía Grandío, fundadora de The New Society. En 2025, sus ventas infantiles (60% del total) todavía superan a las de mujer (40% restante), pero la distancia entre unas y otras cada vez es más estrecha y Grandío habla de una “tendencia de crecimiento fuerte en ambas [líneas]”, con “cada vez más equilibrio no solo en cifras, sino también en posicionamiento y proyección”.
Algo similar vivieron Sara y Anita, fundadoras de Birinit, al percibir cómo sus diseños pensados para niños y niñas cautivaban a un público mayor: “Al principio comenzamos haciendo minicápsulas de prendas que eran top venta en niños ampliando talla a mujer. Sin embargo, nuestras clientas comenzaron a pedir más prendas y actualmente tenemos una colección independiente. Siempre hay algún modelo o estampado para hacer match con la línea de niños pero el resto de la colección es diferente y tiene su identidad y tejidos propios”.
¿Hacia un armario nostálgico?
¿Por qué todos estamos vistiendo como niños? rezaba el titular de un artículo publicado en la edición británica de la revista Vogue en 2019. El afán de los milénicos de alejar su vida adulta abrazando el pasado infantil a través de la indumentaria era una de las razones con las que el texto trataba de entender esta moda. Igualmente, el gusto por propuestas más creativas y coloridas en un armario cada vez más minimalista y ausente de color (según Tagwalk, en la pasada semana de la moda de París hubo un 17% más de looks negros que en la temporada otoño-invierno 2024 y en Milán, un 16% más) se ha interpretado como una explicación plausible. También la necesidad de escapismo en tiempos de crisis y hartazgo. Firmas como Birinit se definen directamente como “nostálgicas” y abanderan ese armario desacomplejado, llamativo y cromáticamente alegre. “Birinit nace como marca nostálgica que nos hace rememorar momentos felices de la infancia y nos traslada a ella. Ese aire retro representa nuestra esencia y nuestros diseños”, sentencian desde la marca.
Y esa filosofía convence a muchas clientas: “Nuestro core sigue siendo la colección de niños, pero es cierto que la colección de mujer cada vez está cogiendo más peso y por ello cada temporada es más amplia e independiente”. Desde Bobo Choses subrayan también el poder de los años de niñez como fuente de inspiración para sus diseños: “Nuestra infancia está siempre presente a la hora de diseñar las colecciones. Recordamos con nostalgia algunas de las prendas que marcaron una época muy feliz de nuestras vidas e intentamos recuperarlas de alguna manera”, asegura Adriana Esperalba, fundadora y directora creativa del sello. En este momento, el 25% de sus diseños pertenecen a la colección de mujer y el resto a las líneas de bebé y niños, pero todas las categorías comparten buena parte de los estampados y tejidos repletos de color. Estefanía Grandío, de The New Society se desmarca de ese concepto de “armario nostálgico” y defiende una propuesta diferenciada entre su línea infantil (lanzada hace seis años) y de mujer (con tres años de recorrido). “Puede que exista cierta nostalgia en otras propuestas del mercado, pero no es nuestro enfoque”, y añade que en su caso, la colección de mujer “no bebe de lo infantil, aunque a veces comparta tejidos o colores con la línea kids. Para nosotras, es fundamental que cada universo se construya desde su propia narrativa, sin recurrir al recurso del mini-me o la nostalgia como motor creativo”. En Ganzitos aportan otro punto de vista y apuntan a una transformación del armario infantil, para ellas cada vez más próximo en términos estéticos al de los mayores. “Cuando abrimos nuestra tienda en la calle Lagasca [en Madrid], era prácticamente un enclave dedicado al universo infantil. Actualmente, apenas quedan dos o tres establecimientos de ese tipo. El mercado ha cambiado; ahora es más generalista y funcional, reflejo directo del estilo de vida contemporáneo. Los niños visten de forma mucho más informal, lo que ha transformado por completo las dinámicas de consumo en este sector”, reflexionan. En el caso de muris, por ejemplo, sus diseños barefoot tienen una estética más cercana al calzado convencional de los adultos que al de los pequeños, algo que evidencia que no todo se reduce al concepto “nostalgia”. “Nuestros modelos realmente no tienen un diseño muy infantil y nos permite llevarlo a adultos. Es importante tener en cuenta que el hecho de poder llevar el mismo zapato que tus hijos/as tiene un doble factor, por un lado tienes las mismas sensaciones que él y por otro lado, tienes la posibilidad de hacer match a nivel de diseño”, sostiene Díaz.
Con todo, la presencia de elementos típicos de la indumentaria infantil (o incluso de bebés) en el armario adulto no es anecdótica y la pasarela lleva años alimentando esa estética aniñada. En la temporada actual, parece que son los accesorios con guiños al imaginario infantil la nueva obsesión de la moda, desde el bolso con forma de gato visto en la colección primavera-verano 2025 de Valentino, al diseño con silueta de oso de Coach o el clutch inspirado en las paletas de sombras de ojos propuesto por Balmain, la funcionalidad ha perdido la batalla frente a la diversión. Sin olvidar el éxito de los colgantes de muñecos para los bolsos o de juguetes como los Sonny Angel o los Labubu, convertidos en fenómeno global gracias a los adultos seguidores de estas entrañables criaturas.
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