¿Está el Gobierno perdiendo el sentido de la realidad?
Ayuso echa una mano a Sánchez con su ridículo institucional, pero el silencio ante el ‘caso Leire Díez’ solo alimenta las sospechas


Siempre que el Gobierno está a punto de perder jirones de su antiguo brillo, llega Isabel Díaz Ayuso y le echa una mano para que los recupere. Este viernes fue en la Conferencia de Presidentes, cuando la madrileña dio la nota al abandonar la sala mientras sus homólogos Imanol Pradales y Salvador Illa hablaban en euskera y catalán, pero no cuando su correligionario gallego, Alfonso Rueda, lo hizo en su idioma. Y es que hay lenguas cooficiales que parecen merecer su oído y otras no.
El ridículo institucional de Ayuso —acorralada a su vez por el procesamiento de su pareja por fraude fiscal y falsedad documental— nos hizo olvidar por momentos las nubes que enturbian estos días el quehacer del Gobierno, que se ha puesto la mordaza ante las revelaciones de que Leire Díez buceó por las cloacas más oscuras del Estado en busca de trapos sucios de la UCO por molestar.
Pero este caso no es tan fácil de olvidar. Ni el PSOE ni el Gobierno están explicando cómo una militante socialista con recientes cargos públicos ofrecía el favor de la Fiscalía a cambio de información que ayudara a las causas que afectan a la familia de Sánchez. Por el contrario, intentan aparentar ser víctimas ellos mismos de una conspiración y, como decimos en periodismo: nos dan el titular, pero no saben desarrollar la noticia. ¿En qué consiste esta trama “contra el PSOE” en la que una militante del PSOE busca información contra investigadores involucrados en las causas de la esposa y el hermano del presidente? Nada cuadra en el relato.
El silencio del Partido Socialista, la ausencia de explicación, se empieza a convertir así en el marco de la sospecha más verosímil: y es que, si no quieren explicarlo es porque no pueden, porque la explicación verdadera y transparente puede ser mucho peor que el silencio, que ya es de por sí nocivo. Y eso duele mucho a miles de socialistas de bien, que los hay por doquier.
El PSOE y el Gobierno están acorralados esta vez. Y no porque el PP se proponga movilizar mañana en la calle a multitudes con un lema exagerado (“Mafia o democracia”), sino porque nadie da una explicación coherente del esperpento de esta semana. Por el camino, el señalamiento del ministro Óscar Puente a Eduardo Madina por sus opiniones críticas añade arena al motor. En el fondo, surge un gran interrogante: ¿Y si el Gobierno está empezando a perder el sentido de la realidad? Y ese virus, cuando se pone en marcha como ocurrió con González, Aznar, Zapatero o Rajoy, acaba siendo letal.
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